Lluvia torrencial en la ciudad, ríos, arroyos desbordados.
Nos honró con su presencia el oro que cae del cielo, pero quiso, caprichoso,
tener un paso fugaz e intenso. Y dejó su huella.
Vinieron nubes imposibles y tuvimos, aún tenemos, un mar bicolor.
Aquí están algunas de mis fotos de la visita del sábado.
Tus fotografías son cada vez más espectaculares. Hay talento e instinto fotográfico. ¡Enhorabuena, Toñi!
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