Hace ya bastantes años que unos familiares míos, a los que yo llamo "los viajeros", hicieron un Flight & Drive por la Costa Oeste de Estados Unidos.
Quedé tan alucinada de su viaje, que desde el mismo día en que supe de él ya empecé a hacer mentalmente las maletas.
Para quien no lo sepa, un Flight and Drive es, como su nombre inglés indica, un tipo de viaje en el que coges un vuelo hacia el lugar de destino y allí alquilas un coche; esto te permite moverte con cierta libertad por el lugar en cuestión.
Generalmente, al tratarse de Estados Unidos, el coche que alquilas suele ser de cambio automático; una maravilla cuando estás acostumbrado a conducir así, pero un auténtico martirio si nunca lo has hecho o si no consigues habituarte al juego de freno y acelerador. Una aventura en autovías con seis carriles en cada sentido. O una locura.
La Costa Oeste nos ofrece imágenes muy familiares, íntimas de nuestra retina desde que existe el cine. Esas ya las conocía. También nos trae naturaleza en palabras mayúsculas, el frío oculto en las guías de viaje del estiloso San Francisco, mendigos arrastrando carros y penas, hoteles de lujo en los que de lejos tocan el piano, terral hiperbólico de Las Vegas, acantilados de instintos básicos, vértigo sobre el río Colorado, miradas por encima del hombro en Rodeo Drive, playas en las que mirar con respeto al Océano que tiene por nombre Pacífico...
Hay un universo en la Costa Oeste, apagado y luminoso a la vez.
LOS ÁNGELES
GRAND CANYON
PLAYAS DE CALIFORNIA
SECUOYAS, BOSQUE Y RÍO
