Con el ritmo de las páginas de un libro que vamos pasando al leer, así las
hojas en otoño abandonan los árboles.
Con parsimonia y elegancia tocan el suelo.
Allí estarán hasta que las haga viajar el viento, hasta que la lluvia las moje.
Esperan, con silencioso grito, que algún caminante se pare a recogerlas.
Sueñan que alguien las salvará de morir pisadas.
Inventan, imaginan una nueva vida: alguien las rescatará para terminar sus
días entre las maravillosas páginas de un libro...
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